Editorial

Este domingo 14 de marzo se llevarán a cabo elecciones para elegir 102 senadores de la República, 165 representantes a la Cámara y 5 representantes al Parlamento Andino. Los ciudadanos también tendremos la posibilidad de votar en las consultas populares del Partido Conservador y del Partido Verde con el fin de elegir a los candidatos presidenciales que participarán en la contienda del 30 de mayo. Será la segunda ocasión en la que los congresistas se elegirán a través de las reglas electorales aprobadas en 2003 y, por lo tanto, será un momento propicio para evaluar la efectividad e ‘institucionalización’ de las mismas. Veremos si los partidos que lograron obtener representación política en 2006 consolidan su poder electoral en estos comicios. A la vez, será una oportunidad para observar si las estrategias electorales que aplicaron los candidatos en sus campañas resultaron exitosas. Finalmente, los resultados del domingo despejarán el panorama de la contienda presidencial y definirán más claramente el juego de fuerzas entre el abanico de candidatos. Dos días antes de acudir a las urnas, algunos aspectos que han definido los pasados meses de campaña son los siguientes.

En primer lugar, la competencia entre partidos y candidatos ha sido ardua. En total, 2.539 candidatos de 14 diferentes partidos se inscribieron ante la Registraduría Nacional del Estado Civil. Si bien estas cifras son bastante altas, al repasar los datos de las elecciones legislativas de 2006 vemos que el número de partidos se redujo de manera importante. En esa ocasión un total de 21 partidos y movimientos se presentaron en las elecciones al Senado de la República mientras que a la Cámara de Representantes lo hicieron cerca de 30. Los partidos ganadores de ese momento fueron 11 y 20 respectivamente. En esta oportunidad la mayoría de los partidos que fueron exitosos en 2006 volvieron al ruedo. Algunos pocos desaparecieron tras haber sido protagonistas del escándalo de la parapolítica (por ejemplo, el Partido Colombia Democrática y el Movimiento Colombia Viva) y otros decidieron sumarse a las opciones más fuertes. La reducción de partidos para estas elecciones es un buen indicio de la efectividad de la reforma del 2003 en cuanto al propósito de ‘racionalizar’ la competencia inter-partidista. En segundo lugar, a lo largo de la campaña hemos visto grandes esfuerzos por parte de los candidatos por distinguirse de sus copartidarios. Se ha dado un lucha intrapartidista significativa, lo cual es consecuencia directa de la decisión de todos los partidos de presentar sus listas con la opción de voto preferente (la excepción es el Partido MIRA y, en algunas circunscripciones, casos como el Partido Verde Opción Centro). Si bien la estrategia de salir a buscar los propios votos puede conducir a los personalismos que se querían abolir con la reforma, más votos por candidato pueden resultar en más curules para el partido. Veremos si esto se cumple.

Las elecciones del domingo serán una nueva oportunidad que se nos presenta a los ciudadanos para elegir democráticamente a quienes nos representarán durante el próximo cuatrienio. Es nuestra responsabilidad acudir a las urnas y votar conscientemente y de manera informada por candidatos honestos, por personas bien calificadas en sus experiencias previas, por figuras visibles, por partidos representativos. También es nuestro deber renunciar a votar por quienes es sabido han recurrido a prácticas ilegítimas en su propósito de ser elegidos. De nosotros, y por supuesto de los congresistas y partidos elegidos, dependerá que el nuevo Congreso de la República recupere la legitimidad que le fue cuestionada tras los escándalos que soportó en el cuatrienio que termina y que las reglas aprobadas en 2003 se institucionalicen. ¡A votar!
 
 ¿Comentarios?
 l.wills21@uniandes.edu.co