Editorial
Rodolfo Adan Masias Nuñez
Las noticias, el periodismo y la “singularidad” del mundo de la ciencia
La ciencia es un mundo distinto en muchos aspectos al de la política, al de la empresa, al del arte y la religión, pero no tanto a cualquiera de estos con que se le compare. Incluso, por épocas y circunstancias, como ocurre en la actualidad, se parece todavía más a alguno de aquellos en particular. Sin embargo, por sobre lo que afirmo, hay, de la misma forma, un plano en el que todos los mundos de la vida humana se parecen, principio del que no escapa ninguno.
Bourdieu prefería hablar de ‘campo’, en vez de mundo, para circunscribir con más precisión una unidad de estudio, y de la realidad, de la cual pudiera determinarse su singularidad (peculiaridad) al mismo tiempo que su vulgaridad (comunidad). Un campo es un microcosmos con sus reglas de juego, decía. Tanto más puede hablarse con propiedad de un campo cuanto mayor es su singularidad, que resulta de unas luchas por conquistar cada vez mayor autonomía. Es una dialéctica: más singularidad, más autonomía y viceversa. A mi entender, Bourdieu no fue capaz de desarrollar una propuesta sobre la adecuada y conveniente proporción entre singularidad y vulgaridad o entre autonomía y heteronomía de un campo especial, por decirlo así, como el de la ciencia. En cambio, el sentido común y el cientificismo, por su parte, sostienen que la mejor situación es la de la mayor singularidad y mayor autonomía, olvidando el precio alto de la incomprensión del resto de campos (de la sociedad) y de una infructuosa autorreproducción de la ciencia. En lo que a mi respecta, conviene superar el dilema de la autonomía como fin supremo y en sí mismo; como también el dilema de la singularidad absoluta que resulta ser un canto al elitismo.
Pero, deteniéndose en las noticias recientes sobre la ciencia y asimismo sobre el llamado periodismo científico, lo que parece ocurrir habla más de un campo en redefiniciones continuas de fondo, casi como de un campo en crisis de razón de ser e identidad, que de uno que se halle en la plenitud de su evolución singularizante y autonómica, si es que conviene denominarse de tal modo la situación. El fallecimiento de Stephen Hawking, el 14 de marzo, presentado como noticia, en nada se distinguió de la muerte de cualquier actor de cine o personaje del mundo empresarial: se resaltó, una vez más, la celebridad, el genio, la innovación y la obstinación. Se le sepultó como un personaje mediático, que verdaderamente lo fue y mucho. Menos se supo de sus reales aportes a la ciencia y a la física en particular. Según lo que presentan los medios, pasará a la historia, como se dice ahí, equivocadamente, como una “historia de vida” y nada más.
El 23 del mismo mes, nos enteramos de que, durante la ceremonia de entrega de los “XX Premios L’Oréal-UNESCO, For Women in Science”, se presentó la «Liga Masculina de Científicos», movimiento que quiere promover el acceso a la financiación de la investigación a las mujeres, la igualdad de oportunidades laborales y obtener un mayor equilibrio en las publicaciones científicas. Según la entiendo, es una noticia magnífica, pero, más que expresar singularidad y autonomía, significa exactamente lo contrario, que en las cuestiones de género la ciencia nunca fue diferente a otro campo y que, la autonomía mucho más amplia de la que gozó en toda la modernidad, acaso obstaculizó una mayor equidad y democracia en su seno.
El 22 de marzo, fue elegida Dolly Montoya rectora de la Universidad Nacional de Colombia. Una noticia muy en consonancia con la anterior, pues ya no resulta casual que una mujer ocupe un cargo tan importante, sino que revela alteraciones más profundas en el campo de la ciencia y la academia. No obstante, en una entrevista que concedió al diario El Tiempo, el 28 de marzo de 2018, explicando sus planes y manera de pensar, la nueva rectora exterioriza unos atributos personales que podrían traslucir que, además de las cuestiones de género, en su figura se conjugan otros rasgos que probablemente expliquen por qué fue elegida. Ella afirma que prefiere llamarse innovadora. Y dice “que los investigadores no pueden vivir en la línea de confort, sino en la incertidumbre, porque un investigador que todas las veces hace lo mismo no es un investigador”. Concluye que “siempre estamos buscando hacer cosas nuevas, cosas diferentes”. Su discurso parece del campo empresarial, pero también de los yacimientos de un sentido común posmoderno, están ahí como valor supremo la innovación y la búsqueda impenitente de distinción como fines en sí mismos. Repite ese principio gratuito, aparentemente trasgresor, sobre que es preferible la inestabilidad y que supone que estar anclado en algo o conseguir firmeza y durabilidad es contraproducente.
Hay más noticias, que solo refiero tratando de seguir el hilo de mi reflexión y para concluirla, no hay más espacio. El 21 de marzo, El Mercurio de Chile informa, como gran noticia, en su sección Vida, ciencia y tecnología, una suerte de proeza científica: las variaciones en el color de la cara delatan cómo nos sentimos. Este diario practica, de este modo, ese periodismo que ratifica, avala, el estereotipo de que la ciencia consiste en el descubrimiento de lo obvio. Los medios de comunicación creen favorecer a la ciencia volviéndola visible a cualquier precio y casi de cualquier manera, apelando a las presuntas preferencias de lectura y expectativas del público. Al prestarse la llamada comunidad científica al mismo propósito, justamente las preciadas y buscadas autonomía y singularidad se ponen en riesgo. La impresión es la de la existencia paradójica del campo de la ciencia. Por último, un funcionario de una prestigiosa universidad hablaba de la presencia de unos “investigadores serios”, frente a los otros que, se colige, no lo son. Expresión imprudente o, más bien, tremendamente política, reflejo de la manera en que en el campo de la ciencia operan los mismos mecanismos de ‘clasificación clasificante’, como diría una vez más Bourdieu. Tales mecanismos acusan su común vulgaridad.
ANÁLISIS DE INVESTIGACIÓN
Por: Alexander Díaz Díaz
¿Qué tanto ha cambiado la clase política y cuáles son los mecanismos que explican el cambio? Aunque ha habido muchas publicaciones sobre “herederos políticos” y “delfines”, así como sobre los vínculos ilegales de los políticos (investigaciones sobre parapolítica) y las conexiones entre familias, casi todos esos trabajos han sido descriptivos, se han enfocado en períodos cortos, y han tenido el propósito de denunciar.
Faltan trabajos científicos sobre el tema, que planteen explicaciones de fondo. Mi investigación se propone hacer un estudio de largo plazo, con un enfoque diacrónico o longitudinal, donde se trata de analizar:
a. Qué tanto ha cambiado la composición de la clase política, lo que implica definir cómo cambia (o no) una clase política. Se puede analizar la procedencia regional, estrato socioeconómico y género de los políticos, si hay familias políticas (o facciones), y cómo opera esa clase política en el campo económico, social y cultural. Todos esos factores cambian con el tiempo y permiten evaluar la transformación de la clase política.
b. Qué es lo que explica el cambio (o la continuidad). Por ahora se podrían ofrecer como hipótesis preliminares: que la clase política cambia muy poco debido a que no existen incentivos institucionales para el cambio; o que la clase política cambió mucho por la crisis de los partidos; o que la clase política no cambia porque es un reflejo de la desigualdad socioeconómica. Todo ello se deberá comprobar empíricamente.
Para el estudio me enfocaré en el Congreso de la República desde el Frente Nacional hasta el presente, lo que requeriría recopilar una buena cantidad de datos cualitativos y cuantitativos.
LA FOTO
Graduados del departamento de Ciencia Política
Crédito: Departamento de Ciencia Política
Graduados de doctorado: 2 (ambas mujeres)
Graduados de maestría: 6 (todos hombres)
Graduados de pregrado: 37 (19 mujeres, 18 hombres). De ellos, 15 se graduaron con opciones en: Antropología, Cine, Video y Animación, Creación Literaria, Emprendimiento, Estudios Culturales, Gobierno, Lengua y Cultura China, Medios, Periodismo, Lengua y Cultura Portuguesa, Políticas Publicas y Gestión.
Noticias
El departamento de Ciencia Política lamenta profundamente el fallecimiento del profesor Marc Chernik
El profesor Chernik fue investigador de la Universidad de Georgetown y coordinador de algunos cursos de verano en la Universidad de los Andes. El miércoles 18 de abril murió en Cali, mientras se encontraba participando en un encuentro sobre paz. El profesor será recordado por su gran interés en investigar temas asociados al conflicto armado colombiano. Según el periódico El Espectador, también se desempeñó como consultor de agencias internacionales como el Banco Mundial, el PNUD, USAID y gobiernos como Suecia y Noruega.
Más información aquí: https://www.elespectador.com/
Laura Wills en la Universidad de Antioquia
La directora del departamento de Ciencia Política, Laura Wills, se encuentra esta semana en Medellín, invitada por el departamento de Ciencia Política de la Universidad de Antioquia como par evaluador en el proceso de acreditación del pregrado.
Angelika Rettberg, Carlo Nasi e Ingrid Bolivar en la FILBO 2018
El jueves 19 de Abril se lanzó en la FILBO el libro ¿Diferentes recursos, conflictos distintos? La economía política regional del conflicto armado y la criminalidad en Colombia, coeditado por los profesores Angélika Rettberg y Carlo Nasi, junto con Ralf Leiteritz y Juan Diego Prieto. De igual manera la profesora Ingrid Bolivar presentará el próximo miércoles 25 de abril el libro Genocidio, geopolítica y redes transnacionales. Una con-textualización de la destrucción de la Unión Patriótica en Colombia del que comparte autoría con Aída Avella y Andrei Gómez – Suárez. ¡Felicitaciones a los tres!
AGENDA
Presentación del libro Genocidio, geopolítica y redes transnacionales
Participantes: Andrei Gómez-Suárez, Aída Avella e Ingrid Bolivar
Fecha: 25 de Abril de 2018
Lugar: Feria del Libro – Corferias – Gran Salón Ecopetrol
Hora: 3:00 pm
DATO DE LA SEMANA
A propósito de la Cumbre de las Américas, esta gráfica evidencia el cambio ocurrido entre 2010 y 2011 (es decir, en la sucesión entre Uribe y Santos) en la evaluación que hacen los colombianos del manejo del gobierno a las relaciones con los países vecinos. En una escala de 0 a 100, donde 100 es el puntaje más alto y 0 el más bajo, el gobierno Uribe obtenía, en abril de 2010, un puntaje promedio de 54, mientras que en la última medición, en junio de 2011, esta evaluación promedio ascendió a casi 69 puntos. Los datos fueron tomados de la encuesta del Barómetro de las Américas-LAPOP en Colombia, a cargo del Observatorio de la Democracia del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.
Camino a la acreditación
El Pregrado de Ciencia Política en cifras
Sabías qué…
Oportunidades
Convocatoria Asistente de Comunicación.
El observatorio de la democracia abrió una vacante para asistente de comunicación
Más información aquí:
Editor
Carlo Nasi
Asistente
Juan Felipe Monroy Simbaqueba
Diseño Gráfico
Víctor Gómez