Editorial
Iván Orozco Abad
La Lucha por una nueva Mayoría
La Paz pende hoy de un Hilo pero el engaño y el autoengaño propios de las circunstancias de alta polarización y confusión en que vivimos, no nos permiten ver con claridad la naturaleza del peligro que tenemos en frente y reaccionar en forma adecuada. La mitad más uno que triunfó en el plebiscito, si bien hay que reconocerla también hay que saber que desnudó los límites de la democracia mayoritaria. El cuasi-empate que tuvo lugar representa la mayor distancia posible frente al consenso y con ello, la mayor división posible en la sociedad en torno a lo que se había acordado en la Habana y a como imaginamos los colombianos la paz negociada. Pero la extrema división suscita el deseo y la ilusión del consenso, en unos por miedo, en otros por marrulla rencorosa y en otros por oportunismo.
A la mano está por lo pronto el consenso ilusorio de aquellas élites que con liviano automatismo, por temor a que regresemos a la guerra en condiciones agravadas, nos dicen que con el plebiscito, tanto el Si como el No le dijeron Si a la paz. Dicha ilusión solamente es dañina si resulta desmovilizadora. Pero si el miedo a una recaída en el horror de la guerra entre quienes votaron Si y quienes votaron No en el plebiscito es más fuerte que las discrepancias y en vez de paralizarnos nos induce a dialogar en busca de nuevos consensos, ello podría conducirnos hacia una verdadera nueva mayoría a favor del Si. En ello debe estar puesta hoy nuestra esperanza.
Pero hay falsos consensos y múltiples engaños que hay que desnudar para que no se nos nuble la mirada ahora que caminamos a tientas en una coyuntura de niebla espesa. Preocupantes resultan el engaño y el falso consenso de quienes lideraron el No con una campaña de movilización del odio. El suyo es el engaño que manufacturó una comparsa de erinias de carnaval, de falsas víctimas que usurparon el sentimiento de las víctimas reales, con frecuencia más generoso. El suyo es el engaño de quienes, aprovechándose del acumulado de dolor y de rabia que nos dejó la guerra, espolearon y articularon el atavismo de la rabia retributiva y lo vistieron con el traje de la justicia universal y del buen ejemplo para satisfacer su sed personal y secreta de venganza y de poder.
Pero el suyo es también el falso consenso de quienes quieren hacer valer su mitad mas uno por una victoria de todos contra nadie, es decir, contra simples narcotraficantes asesinos, contra el Castro-Chavismo, contra la dictadura de los homosexuales, contra corruptores de familias y de menores, y contra el mismísimo Satanás. Es el falso consenso de quienes en nombre de un gran pacto nacional ilusorio que en realidad dejaría por fuera a la mitad menos uno que dijo Si en el plebiscito, quieren sustituir la justicia pactada por una justicia de vencedores, para humillar la arrogancia pero también la buena fe negociadora de los nuevos y mal vencidos.
El Gobierno Santos había negociado bajo la premisa de que las FARC no habían sido derrotadas militarmente, porque efectivamente no lo habían sido. Eso dio lugar a una fórmula de justicia cuyo eje era la necesidad de que terceros independientes e imparciales aporcionaran las responsabilidades entre las distintas partes en conflicto por los crímenes más graves y representativos perpetrados por unos y otros en desarrollo de una guerra degradada de más de cincuenta años. Ante la JEP y ante la Comisión de la Verdad deberían comparecer no únicamente las guerrillas, sino también miembros de las fuerzas militares y de policía y en general, servidores públicos y terceros, en condiciones honrosas de trato diferencial pero de cierta simetría. La justicia negociada de aporcionamiento era y sigue siendo, sin duda, una gran oportunidad para que los colombianos, de cara a las víctimas, nos miráramos en el espejo de nuestra compleja realidad.
Ahora en cambio, cuando las FARC después de cuatro años de negociación han entrado en un proceso de desmovilización que las hace militarmente muy vulnerables, quienes como el ExPresidente Uribe y algunos de sus seguidores en el Centro democrático reclaman como suya la cultural y moralmente oscura victoria del No en el Plebiscito y la quieren hacer valer como una limpia victoria político-militar de todos contra nadie, no han sabido ocultar que aspiran en realidad a una distribución completamente asimétrica de las responsabilidades por los crímenes de la guerra, a un “todo para mi y nada para usted”.
Y es que Uribe y algunos de sus allegados han dicho sin remilgos que quieren desmontarla o por lo menos sacar a los militares y a los civiles de la justicia transicional para honrar la Constitución y la justicia ordinarias, como si no estuviéramos tratando de poner fin a algo tan extraordinario como una guerra intestina y degradada de décadas, con múltiples responsables, contra un enemigo poderoso y que ha dejado más de siete millones de víctimas. Ojalá que las altas Cortes de justicia, atraídas por los abultados presupuestos en juego, y por el orgullo institucional y personal ofendidos por la existencia misma de la JEP, no se dejen tentar. Pero han dicho además que quieren amnistía amplia en beneficio de la base guerrillera no comprometida con crímenes de lesa humanidad de manera que esta, asustada y desconcertada en medio de su marcha hoy suspendida hacia los lugares acordados de concentración, traicione y deje sola a su cúpula. Pero han dicho también que quieren cárcel y muerte política para el Secretariado de las FARC para someterlo a la justicia como el único gran responsable de todo lo sucedido, de manera que nos libere de toda culpa al resto de los colombianos. Amparados en una visión paternalista y confesional de la democracia cuya sustancia es el miedo al pueblo, Uribe y quienes lo acompañan en esta cruzada quieren pues que la justicia transicional convertida en lo posible en ordinaria, sea solo para el Secretariado de las FARC. Y quieren de paso cortarle las alas al partido en que estas se querrían convertir a futuro.
Uribe y algunos de sus seguidores se presentan como los vencedores, no solamente en el plebiscito sino en la guerra misma. Los suyos son un engaño y un auto-engaño múltiples. Engañan y se auto-engañan, porque como cualquier ejército victorioso después de una guerra degradada, ocultan sus propias culpas y depositan todas las culpas en el vencido. Engañan y se auto-engañan porque disfrazan su victoria política precaria como el resultado de un consenso de todos contra nadie en torno a valores universales. Engañan y se auto-engañan porque dicen que quieren la paz pero hacen demandas imposibles que implican el desmantelamiento del Acuerdo final y que exigen en realidad que las FARC se sometan ya, o a más tardar cuando el próximo gobierno del Centro democrático les de el ilusorio puntillazo que muy probablemente no habrá de llegar porque para entonces las FARC se habrán reciclado y mutado en quien sabe que. Engañan y se auto-engañan porque ocultan lo que hay en ellos, mucho o poco, de villanos, a través de tratar de imponer una narrativa victoriosa de héroes salvadores que pone la vanidad del buen nombre frente a La historia y el deseo personal de venganza y de poder, por encima de la verdad y la justicia. Y engañan porque nos hacen creer, sin darnos la oportunidad de revisar nuestro papel en la guerra y en sus desgracias, que el Estado es y que nosotros somos mucho mejores de lo que somos.
Y como si lo expuesto a la escaza luz de este mal día fuera poco, una abstención muy alta de más del 60% de las personas habilitadas para votar empieza a ser la ocasión para que cada cual entre los oportunistas más ambiciosos salga a decir que representa a la mayoría de los inconformes con lo acordado en relación con esta o con aquella exigencia, en medio de una abstención difícil de interpretar y que muy seguramente está integrada por múltiples minorías inconexas. Son los paracaidistas de turno que pujan por hacer parte del dialogo nacional que apenas comienza, muchos de ellos solo para hacerse visibles de cara a las elecciones presidenciales de 2018.
El autogol de Juan Carlos Vélez, el cual desnudó la baja calidad moral de la campaña del Centro Democrático a favor del No, la declaración de apoyo a Santos de más de cuatrocientos grandes empresarios, pero sobre todo el Premio Nobel y la declaración del ELN en el sentido de que entran en la negociación bajo el entendido de que adhieren a lo pactado en La Habana, reequilibran a favor del Gobierno y en contra de la Oposición los ejes centrales del durísimo pulso de poderes que habrá de tener lugar durante el poco tiempo que nos queda para renegociar lo acordado en La Habana, antes de que las FARC se desmoronen y se reciclen en la guerra y en la violencia. Peligro que es real e inminente y para nada una mentira de la campaña del Si.
Lo del ELN es muy importante porque le otorga plena credibilidad a la idea de que la negociación de Santos no es un capítulo más en una historia de negociaciones parciales sino para terminar la guerra con todos y porque con ello eleva el valor del Acuerdo final que se firmó en Cartagena. Es muy importante porque protege la sustancia de lo ya acordado en el nuevo pulso que comienza.
Y a todas estas ¿por qué denunciar los engaños y los falsos consensos?
Porque ahora que se ha vuelto inevitable reabrir las negociaciones de paz a las discusiones en el seno del establecimiento y con las FARC, tenemos que andar con pies de plomo, con ojos abiertos, escoger bien los interlocutores y dialogar bajo premisas de veracidad, de integridad moral y buena fe para la construcción de un consenso realista. Queda muy poco tiempo.
Los partidos de Izquierda y de las organizaciones de la sociedad civil no puede limitarse ahora a decir que Santos y Uribe son los mismo y tratar de dejar de lado a las élites tradicionales para abrirle espacio a un nuevo pacto social que quedaría sin centro de gravedad. No es realista. Su papel, pero sobre todo el papel de los estudiantes y de tantos otros que con fervor y decencia, con preocupación y esperanza están saliendo a marchar en todas partes, debe ser el de servirle de refuerzo al vetusto Canapé Republicano, para que no se colapse bajo el peso adicional de una representación ampliada; el de presionar para que el nuevo acuerdo a que se llegue respete el grueso de lo ya acordado en materia de política de tierras y de garantías para la oposición etc.; el de argumentar y presionar para que el nuevo acuerdo a que se llegue, con o sin Uribe, se limite a buscar mejoras sustanciales en relación con los puntos más controversiales y que han sido durante mucho tiempo objeto de demandas en materia de justicia: las condiciones y especificidades de la pena restrictiva, la elegibilidad y la favorabilidad política. Y por último, su papel, muy difícil de cumplir, deberá ser el de perseverar día y noche en su movilización vigilante y propositiva para que cuando llegue el momento, estén en capacidad de proveer las mayorías requeridas por una futura segunda refrendación.
LA FOTO
Crédito: Mauricio Salinas
Desayuno de graduandos realizado el pasado martes 18 de octubre. Incluímos cuadros sobre el número de graduandos, su género y edad.
Etiquetas de fila | TOTAL | Hombres | Mujeres | Edad promedio |
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Magister en ciencias políticas | 9 | 5 | 4 | 30 |
Magister en estudios internacionales | 4 | 0 | 4 | 27 |
Ciencia política | 43 | 22 | 21 | 24 |
Total general | 56 | 27 | 29 | 27 |
Dobles programas | |
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Derecho | 7 |
Economía | 4 |
Antropología | 3 |
Maestría en Derecho Internacional | 1 |
Historia | 1 |
Administración | 1 |
Discurso pronunciado por Luis Javier Orjuela, profesor del departamento.
Este desayuno con los graduandos es ya tradicional en el Departamento y se ha convertido en un verdadero rito de paso, es decir, en el ceremonial comunitario mediante el cual celebramos la transición de ustedes de un estadio de la vida a otro: su paso de la vida estudiantil a la vida laboral. Se trata, entonces, de reunirnos para celebrar un nuevo comienzo.
Aunque el ser humano parezca solo un grano de polvo si se lo compara con la insondable inmensidad del universo, su grandeza radica en su habilidad para producir objetos, actos y palabras, es decir, en su habilidad para trabajar. Es a través del trabajo que, como dice Hannah Arendt, “los mortales encontramos un lugar en el cosmos, donde todo es inmortal excepto nosotros mismos.” (La condición humana, 1993, 31). Por nuestra capacidad para realizar actos inmortales, es decir, para dejar huellas imborrables, en los objetos que fabricamos, las acciones que realizamos y las palabras que decimos o escribimos, es que los seres humanos, a pesar de nuestra mortalidad individual, alcanzamos nuestra propia inmortalidad y trascendemos nuestra condición finita (Arendt, 1993, 31). ¡Así que bienvenidos al mundo del trabajo!
Pero han elegido ustedes la formación que los convierte en pensadores y artesanos de la política, y de las tres dimensiones del trabajo, el político se caracteriza por la acción mediante el uso de la palabra. Tanto es así que Aristóteles dice, en las primeras páginas de su Política, que lo que nos hace iguales a los animales es que compartimos con ellos el uso de la voz, que es para expresar el dolor y el placer, pero lo que nos distancia de ellos y nos convierte, ya no en animales biológicos sino en animales políticos, es el uso de la palabra que es para expresar lo justo y los injusto, lo provechoso y lo dañino; y el compartir el uso de la palabra es lo que constituye la familia y la ciudad.
Tanto se caracteriza la política el uso de la palabra, que hemos llamado “parlamento”, al lugar por excelencia donde una comunidad política debate sus diversas concepciones sobre las instituciones y proyectos de orden social que han de regir su vida en común. Pero a veces, sobre todo en tiempos excepcionales, como los que corren, el parlamento puede ser también la plaza o la calle, donde se forma una esfera pública, rica en argumentos y razones; así que el espacio urbano es el soporte espacial que posibilita el uso público de la razón. Es en esta esfera pública donde los colombianos, en estos últimos días y convocados por los estudiantes, hemos interpretado partituras, pronunciado palabras, pero también hemos callado para que hable el silencio, en medio de los destellos de luces de esperanza, en medio de la penumbra del atardecer de un país ahíto de violencia y discordia ancestral. Estas expresiones auguran el amanecer de una nueva política que surge de la acción de la sociedad civil, de la condición civil, cuya civilidad emana de la renuncia al uso de las armas, de la fuerza, el fraude o el engaño, como medios para hacer oír nuestras ideas sobre el orden social. Al entrar al mundo del trabajo político, asumen ustedes la responsabilidad de preservar la palabra y la negociación como únicos instrumentos de la acción política. De hecho, ya han comenzado este trabajo, de manera admirable, con la marcha del silencio del pasado 5 de octubre, ante cuya imponencia luctuosa y solemne, uno de las máximos dirigentes de la FARC no puedo menos que trinar, conmovido, que ese grupo guerrillero jamás volvería a empuñar las armas: Siéntanse, pues, orgullosos de graduarse como politólogos!
Y en su formación como politólogos han sido fundamentales sus maestros que hoy nos acompañan y, sobretodo, sus padres que han sido sus primeros y más importantes maestros en el arte de vivir. Es el momento de rendirles tributo y agradecimiento a su sabiduría, la cual ha consistido no tanto en trasmitirles su saber, sino en conducirlos, con destreza, al umbral del pensamiento de cada uno de ustedes. Como dice Khalil Gibran, los padres y los maestros somos los arcos con los que nuestros hijos y alumnos, como flechas vivas, son lanzados y proyectados al futuro; y así como es admirable el arco que permanece firme y tenso, también es admirable la flecha que vuela recta y lejos.
Hace seis años también fui invitado a dirigir unas palabras a los graduandos de ese entonces, y los exhortaba a asumir un compromiso con Colombia, que sigue siendo tan vigente hoy como ayer, sólo que hoy lo asumen ustedes en una coyuntura más favorable para la movilización social, la reflexión y la convergencia de distintas y aparentemente irreconciliables posiciones.
Decía en ese entonces, que ya son innumerables los actos de cinismo, barbarie y corrupción que hemos presenciado a lo largo de las últimas seis décadas en nuestra querida Colombia. Ante esta situación ha aparecido, de manera cada vez más recurrente, en la opinión pública, en la academia y en la conciencia de los ciudadanos, la constatación de un hondo deterioro ético, que va engullendo en su destructiva espiral, los extraordinarios recursos materiales y humanos de nuestra herencia común, e imposibilita la realización de nuestras legítimas aspiraciones sociales.
Este deterioro ético de nuestra sociedad se ha expresado, entre otros, en los siguientes aspectos:
- En la falta de aprecio y derespeto por la vida humana, la cual es negociada, humillada o suprimida por el sicariato, el secuestro o el terrorismo, o es ahogada por la falta de igualdad de oportunidades y por el olvido, como no lo recordó el Chocó, pocos días antes del plebiscito. Es a esta situación a la que, el pasado 26 de septiembre, la alabaoras de Bojayá, color de ébano, se referían con un verso que decía: “hace 500 años sufrimos este gran terror, pedimos a los violentos no más repetición”, y su verso se envolvía en una luctuosa melodía, cuyos finales se alargaban para dar a su petición un aire de lamento.
- En la ausencia de toleranciaideológica, social, política y sexual que no encuentra otra forma de expresarse que no sea la supresión física o moral del adversario;
- En la falta de escrúpulos en eluso de los recursos públicos, que son puesto exclusivamente al servicio del enriquecimiento personal.
- En la carencia de un sentido desolidaridad, equidad y reciprocidad en la relaciones sociales, que sirva de fundamento al derecho, lo cual da lugar a un actitud acomodaticia ante la ley, a la primacía ilegal del poder armado, político, económico y social, o la dureza de la justicia para unos frente a la tolerancia y la permisividad casi total para otros.
- En la indolencia de losadministradores del sistema público de salud, frente a la necesidades vitales de los ciudadanos.
Frente a esta situación, no sólo necesitamos un acuerdo para la renuncia de la derecha y de la izquierda al empleo ilegítimo del uso de la fuerza y una voluntad de ambas para depositarla en manos del Estado. Tampoco basta, aunque sea necesaria, la constitución de un mejor orden jurídico, que regule con leyes adecuadas las relaciones de la convivencia ciudadana. Es necesario, además, lograr un acuerdo político para llenar el vacío ético del que he hablado, para recuperar la fuerza moral de la sociedad, en una nueva ética cívica que brote de y se fundamente en las raíces mismas de la condición humana.
Pero no sólo la fuerza de la armas se opone al logro de esa ética del consenso ciudadano. También se opone el que para muchos ese consenso no es más que una estrategia moral simulada, como lo ha reconocido, en estos diás, cierto vocero de una de las partes en conflicto. Es verdad que la política es, entre muchas otras cosas, la conflictiva negociación de los intereses personales y grupales. Pero si sólo entendemos la política como el ámbito de las negociaciones meramente estratégicas, la ética ciudadana no pasará de ser una invitación al cinismo moral. Es claro que la política, el derecho y la moral son conceptos y prácticas sociales distintas, pero estrechamente relacionadas. Por ello, como decía Kant, “a la auténtica política les es imposible dar un sólo paso sin haber antes rendido homenaje a la moral”.
Es en este contexto que en sus manos estará, de ahora en adelante, esa sociedad nuestra, tan urgida de ética, y que está esperando que ustedes hagan de ella el mejor de los mundos posibles: un lugar donde la vida vuelva a tener ese valor supremo de lo inviolable y singular; donde los recursos públicos vuelvan a tratarse como lo que son, es decir, como el producto de los esfuerzos de todos y se usen con el carácter sagrado que les imprime ese esfuerzo colectivo; donde el trabajo del hombre y la mujer obtengan el respeto y la retribución que se merecen, de manera equitativa, donde ningún colombiano tenga que acudir a la tutela para obtener el cuidado médico que su salud requiere sin demora; donde nadie, por importante que sea, se sienta legitimado para situarse por encima de la ley; donde el deseo de aprender de la nuevas generaciones encuentre las condiciones anheladas. Se trata de poner su grano de arena para que esa sociedad sea posible y en ella se pueda soñar. Soñar los sueños de ustedes: los sueños de la juventud, y el sueño de todos: el de la vida justa, pacífica y digna.
Discurso pronunciado por Sonia Monroy, graduanda de la Maestría de Ciencia Política.
Queridos Profesores, compañeros de maestría y colegas politólogos.
Buenos días.
Antes que nada quiero extender una felicitación a cada uno de ustedes por este logro que hoy celebramos, y por el momento tan oportuno en el que nos graduamos como politólogos y como magister en Ciencia Política y Estudios Internacionales. Ahora ¿qué significa la formación profesional que recibimos durante los últimos años en un contexto como el que vive Colombia hoy por hoy?
Creo que es imposible que en un discurso que se de por estos días no se hable de la situación por la que atraviesa el país respecto al proceso de paz. La razón es muy simple, porque somos colombianos. Y porque ante un 62% de abstención en el plebiscito, tenemos que hablar de lo que está aconteciendo, y tenemos que NO dejar de hablar de eso. Porque durante 52 años hemos tenido una deuda inmensa con el diálogo. El proceso por el que está pasando Colombia no es menor, y nosotros como estudiosos de su historia y de su política lo sabemos. ¿Cómo es posible que el mundo lo reconozca y la mayoría de los colombianos no?
Creo que podemos estar de acuerdo en que esta última semana fue bastante agitada, tanto política como emocionalmente. Pero más allá de las pasiones políticas y de las indignaciones, y volviendo a la pregunta inicial, nosotros como profesionales jugamos un rol fundamental en la construcción de país. No sólo por los conocimientos teóricos que adquirimos en esta universidad, sino por las capacidades de reflexión y crítica que hemos desarrollado estudiando fenómenos complejos, tanto a nivel doméstico como internacional, que requieren de más de un punto de vista. Pienso que durante estos últimos años de estudio nos dimos cuenta que los grises existen, que hay caminos medios, que los victimarios también fueron víctimas, y que no hay una verdad absoluta. Este será uno de nuestros grandes aportes a un país que esta acostumbrado a la división, a la dicotomía, y la polarización rapaz.
Sin embargo, nosotros también tenemos una deuda con una parte del país que es invisible en nuestra vida cotidiana, y que ha sido invisible en nuestra formación académica. Desde hace varios años, en las regiones, colectivos comunitarios han estado construyendo un país que hoy nosotros creemos posible. Son esas personas que han vivido la guerra de cerca, y que a pesar de ella, han logrado proponer nuevas formas de convivencia a través de la comunicación, del periodismo, de las artes y de la música. Y no en vano, piden que se les escuche, que se les incluya, que se les aprenda. Hemos estudiado the high politics, pero no nos hemos detenido a mirar las lecciones que se han logrado desde local. Lo digo ahora, porque tuve la oportunidad en mi ámbito laboral, de conocer y hablar con colectivos comunitarios de comunicación en el Putumayo, en Bolívar, en el Chocó, que me mostraron una gran sabiduría y conocimiento de construcción de paz en términos prácticos. De nuevo, tenemos y no podemos seguir teniendo una deuda con el diálogo. Y esta es nuestra oportunidad de saldarla.
Tampoco podemos dejar que la indiferencia siga siendo una característica, y por eso no se debe desistir en las manifestaciones publicas, en la participación de la sociedad civil. Nuestra formación nos impide ser indiferentes, porque además del interés genuino en los acontecimientos políticos, en las coyunturas internacionales, hemos adquirido las herramientas para analizarlos. Hemos visto que la paz negociada ha sido posible en distintas latitudes, y hemos anotado los aprendizajes que esas experiencias le han dejado al mundo. Esto nos pone de presente la gran responsabilidad de abrir los espacios de comunicación, de poner nuestro conocimiento al servicio de un país mejor.
Aunque suene repetitivo y cursi, es cierto que esta paz es de los colombianos, es de aquellos que han vivido la guerra y de aquellos que afortunadamente nunca la conocieron. Porque a pesar de que Colombia en un país que no se conoce, hoy tenemos la oportunidad de encontrarnos con el otro, de reconocerlo. A pesar de que suene ingenuo, tenemos que seguir soñando con la esperanza y de seguir apuntado alto, porque ¿qué más podemos hacer si ya hemos intentado hasta la más baja de las violencias?
Para concluir, y a propósito de la incertidumbre que hoy nos acoge, me gustaría que todos pudiéramos rescatar algo de todo este proceso que se ha venido desarrollando a lo largo de los últimos casi 6 años. ¿Qué tal si rescatamos ese sentimiento que nos invadió cuando por primera vez CREÍMOS que esta guerra con las FARC terminaría? No se si todos lo tuvieron, pero yo sí, y paso cuando recibí el tarjetón del plebiscito. Nunca en mi vida había sentido tan cerca la posibilidad de que Colombia acabara con este enfrentamiento por medio del diálogo, y de pronto, ese 2 de octubre del 2016 estaba sucediendo. Independientemente del resultado, yo quiero rescatar esa emoción, y quiero que ante esta nueva coyuntura la usemos para hacer presión, para no desfallecer, para mantener la esperanza. Ahora, como politólogos y magister en Ciencia Política y Estudios Internacionales, tenemos una mayor responsabilidad de materializar un mejor país, un país que puede resolver sus diferencias por medio del diálogo, un país que quiso y pudo dejar la violencia en el pasado.
Discurso pronunciado por Natalia Amaya, graduanda del Pregrado en Ciencia Política.
Hoy digo con certeza que ustedes y yo somos privilegiados.
Privilegiados por vivir en la capital de nuestro país y por tener acceso a sus oportunidades.
Por haber estudiado en la mejor universidad de Colombia, una de las mejores de América Latina y del mundo.
Por hacer parte de los debates, las reflexiones e iniciativas del primer departamento de Ciencia Política en Colombia.
Somos privilegiados por haber tenido como maestros a grandiosas personas y profesionales excepcionales, dispuestos a compartir con nosotros sus conocimientos y su experiencia.
Por haber escogido un programa de estudios que nos permitió abrir los ojos a la realidad de nuestro país, que nos sensibilizó frente a sus desafíos y que nos hizo creer en sus oportunidades.
Que nos habló de historia, de filosofía, de análisis, de investigación.
Que nos enseñó sobre un mundo complejo y a la vez fascinante, que cada vez va más rápido, que no da espera.
La Ciencia Política. Esa carrera que me llenó de razones para creer en un país mejor y de herramientas para construirlo. Y por esto, me siento orgullosa de haberla escogido como mi profesión.
Me salta el corazón de emoción al pensar que en tres días ustedes y yo seremos profesionales en Ciencia Política, seremos politólogos.
Lo logramos.
Este es el comienzo de un nuevo camino en el que nos encontraremos con éxitos y fracasos.
Será en algunos tramos un camino difícil, pero en otros, emocionante.
Me llena de tranquilidad saber que gracias a la formación que recibí en la Universidad de Los Andes, a estos maestros que hoy nos acompañan, y a otros que no están acá, estoy preparada para superar fracasos y convertirlos en enseñanzas.
Y, así mismo, saber que cuando lleguen momentos de éxito, seré consciente de las responsabilidades que estos traen consigo, manteniendo así los pies sobre la tierra.
Nuestro primer momento de éxito es este, es hoy. Y por ende, la responsabilidad que adquirimos, la más importante, es que nuestros pasos dejen huella.
Debemos ser conscientes de que, como dije al principio, ustedes y yo somos privilegiados, pero que muchos otros viven en condiciones muy distintas a las nuestras.
En Colombia y en el mundo, muchos sufren la desigualdad, la pobreza, la violencia, la falta de oportunidades.
No podemos ser indiferentes ante esto.
Como parte de una nueva generación, de jóvenes, de politólogos, debemos comprometernos a lograr grandes cambios en nuestra sociedad, cambios positivos y duraderos, para contribuir a que esta sea más justa, equitativa y con igualdad de oportunidades para todos. Para construir una sociedad en paz.
Hoy digo convencida que estamos preparados para alcanzar metas como estas, para construir ese futuro del que muchos nos hablaron y para el que tanto nos preparamos.
Hoy, más que nunca, ese futuro nos pertenece.
Deseo de corazón lo mejor para todos y cada uno de ustedes. Que sus pasos dejen huella.
Éxitos promoción 2016-2.
Noticias
Crédito: Fotografías Laura Vega – Utadeo.
El evento “Desafíos en la Construcción del Estado y la Política de Competitividad Rural en el Posconflicto” tenía el propósito de discutir con los economistas Salomón Kalmanovitz y Jaime Torres el Punto Uno del Acuerdo.
El 20 de octubre Angelika Rettberg viajará a Medellín
Rettberg participará en una conversación con el rector de la Universidad de Antioquia sobre educación y paz.
Semana: La carta de los profesores universitarios a favor de la paz
Más de mil docentes de 50 universidades nacionales e internacionales suscriben esta misiva con la que reclaman al gobierno, a la oposición y a la guerrilla llegar a una pronta solución para poner fin al conflicto armado.
Enlace: http://www.semana.com/educacion/articulo/carta-de-los-profesores/498916
Presentaron avances de un paper titulado “Iron fist or helping hand? Military rule and Agrarian Development in mid-twenieth century Colombia”, en la Universidad de Lund, Suecia.
Congreso Visible: ¿Cómo se busca fortalecer la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara?
En junio de 2016, la Corte Constitucional declaró inexequibles las disposiciones de la reforma de equilibrio de poderes (Acto Legislativo 02 de 2015) que fijaron un nuevo esquema institucional de gobierno y administración del poder judicial. Así, se hizo inviable la creación de una Comisión de Aforados en reemplazo de la cuestionada Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara. Una nueva reforma busca introducir cambios para fortalecer este mecanismo de control judicial del Congreso. Les contamos cuáles son: http://bit.ly/2e9txHg
Análisis de Investigación
Derecho Humanitario en Colombia
Por: Pablo Kalmanovitz (p.kalmanovitz20@uniandes.edu.co)
Muchos sitúan el origen del conflicto armado con las FARC en la toma de Marquetalia por parte del ejército colombiano en 1964. La acción hizo parte de la “Operación Soberanía” del presidente León Valencia, cuyo fin era suprimir las disidencias guerrilleras liberales organizadas en lo que el entonces senador Álvaro Gómez denominó “repúblicas independientes”. Si bien el ejército logró eventualmente izar la bandera colombiana en el pequeño caserío de Marquetalia —y cambiar su nombre al desconocido “Villa Susana” en honor de la primera dama— no pudo capturar a los cabecillas disidentes, quienes poco después organizarían la primera cumbre guerrilla del Bloque Sur y eventualmente tendrían bajo su mando a más de veinte mil combatientes.
Es menos conocido que tres años antes de Marquetalia, en Noviembre de 1961, Colombia ratificó las cuatro convenciones de Ginebra, con las cuales el Derecho Internacional Humanitario (DIH) entró por primera vez a regular el uso de la fuerza armada en conflictos internos. Aun cuando Colombia se comprometió internacionalmente a garantizar la inmunidad y derechos básicos de la población civil, los siguientes treinta años de guerra ocurrieron básicamente al margen de toda regulación internacional. Influenciadas por la Doctrina de Seguridad Nacional importada del Cono Sur, y en últimas por la política exterior norteamericana de la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas colombianas atacaron sistemáticamente a civiles considerados enemigos de Estado—ideólogos de izquierda, profesores y estudiantes, líderes campesinos y sociales, entre otros muchos. Las cortes colombianas, entre tanto, daban luz verde a las muchas declaraciones presidenciales de estados de excepción, siempre deferentes al ejecutivo y aisladas del derecho internacional.
Las cosas empezaron a cambiar a finales de los 80s. El DIH dio tímidas señales de vida después de la toma del Palacio de Justicia, que pareció sacar a la rama judicial de su estupor y resultó en fallos penales y constitucionales que invocaron el derecho de gentes. Sin embargo, su incorporación sistemática en el derecho interno ocurrió solo con la Constitución de 1991, la cual facultó a los jueces para vigilar su cumplimiento aun bajo estados de excepción (art. 214.2). Sumando al impacto de esta apertura revolucionaria a los tratados humanitarios, Colombia ratificó en 1994 el Protocolo Adicional II, destinado específicamente a regular los conflictos internos.
No obstante estos desarrollos, en los siguientes quince años la judicialización interna del DIH no se vio reflejada en una transformación de las Fuerzas Armadas. Por el contrario, durante los años 90s, las cortes y organizaciones de sociedad civil que reclamaban respeto por el DIH tuvieron alcances limitados. En lugar de transformar sus modos y prácticas, la institucionalidad militar resistió eficazmente la acción judicial y los reclamos de organizaciones de derechos humanos. Encarnando elocuentemente esta resistencia, en 2003 el presidente Uribe llegó a acusar públicamente a las organizaciones de derechos humanos de ser “politiqueras en favor del terrorismo” por sus denuncias sostenidas a las violaciones sistemáticas de derechos humanos en el contexto del conflicto armado.
Resulta entonces cuando menos irónico que fuera precisamente durante el segundo periodo de Uribe que las fuerzas armadas empezaron a incorporar sistemáticamente el DIH y los derechos humanos a sus regulaciones y procedimientos internos. De ser una normativa ajena y hostil, el DIH / DIDH pasó a finales de los 2000 a informar el diseño interno de operaciones y a ser la fuente de nuevos mecanismos de control interno y de nueva institucionalidad (entre otras cosas, se creó el viceministerio de asuntos internacionales, con oficinas de derechos humanos y de defensa jurídica; se lanzó la Política Integral de Derechos Humanos y DIH y el primer Manual de Derecho Operacional; se entrenaron y desplegaron asesores jurídicos operacionales, encargados de dar luz verde a los órdenes de operaciones; y se crearon programas especializados en DIDH y DIH en la Escuela de Cadetes, la Escuela de Guerra y la Universidad Militar).
¿Qué llevó a las fuerzas militares a incorporar el DIH y los derechos humanos? ¿por qué en ese momento y no antes? ¿qué rol jugó la Corte Constitucional en tanto que garante del DIH en el proceso?¿Qué nos enseña esta historia acerca de la naturaleza y dinámicas de difusión internacional del DIH? Estas son algunas de las preguntas que busco responder en mi investigación en curso.
Opinión y Análisis
¿De qué depende que se salve la paz?
Por: Carlo Nasi | Razón Pública
No es imposible renegociar el Acuerdo de La Habana, pero el gobierno, las FARC, los promotores del No y la sociedad colombiana tendrán que actuar con realismo y con mesura. Este texto examina las cinco condiciones que serían decisivas.
Dato de la semana
Los números de Gina Parody, como ministra, en el Congreso
Gina Parody inició su labor como Ministra de Educación en agosto de 2014 y renunció al cargo el pasado 4 de octubre, argumentando, en rueda de prensa, haber «culminado un ciclo de servicio a los jóvenes y a los niños del país». Los invitamos a conocer sus números en el Congreso, en su faceta como ministra: 42 debates de control político; 2 proyectos radicados, uno convertido en ley; los temas más comunes y más.
Enlace:http://congresovisible.org/agora/post/los-numeros-de-gina-parody-como-ministra-en-el-congreso/9197/
Agenda
Seminario: Preparándonos para la paz
Fecha: 26 de octubre
Hora: 8:00 AM a 5:00 PM
Lugar: Universidad de los Andes
Delitos contra la administración pública: el caso de Andrés Camargo
Fecha: 26 de octubre
Hora: 2:00 PM a 5:00 PM
Lugar: Edificio Mario Laserna – Auditorio C
Los futbolistas y la re-creación de historia de Colombia en años 60 y 70
Fecha: 27 de octubre
Hora: 3:30 PM a 5:00 PM
Lugar: Hemiciclo-002, Edificio Lleras
Influencia de la crítica feminista al régimen patrimonial del matrimonio
Fecha: 1 de noviembre
Hora: 12:30 PM a 2:00 PM
Lugar: Salón por confirmar, Universidad de los Andes
Acuerdo distrital de simplificación tributaria
Fecha: 8 de noviembre
Hora: 6:30 AM a 8:20 AM
Lugar: Salón por confirmar, Universidad de los Andes
Segundo Foro Estudiantil de Derecho Privado
Fecha: 9 de noviembre
Hora: 7:30 AM a 5:00 PM
Lugar: Auditorio Lleras
Presentación Publicaciones 2016 Facultad de Ciencias Sociales
Fecha: 10 de noviembre
Hora: 10:00 AM a 1:00 PM
Lugar: Auditorios ML A y B
Coloquio de Posgrados
Fecha: 10 a 11/ de noviembre
Hora: 4:30 PM a 6:00 PM
Lugar: Auditorio ML C
Oportunidades
El Centro de Español de la Universidad de los Andes ofrece Asistencias graduadas de docencia para estudiantes de maestría y doctorado. Su función primordial es ayudar a los estudiantes de pregrado a ser mejores escritores. Para lograrlo, trabajarán en sesiones individuales de cincuenta (50) minutos para que los estudiantes desarrollen competencias de escritura y de lectura. Además, acompañarán a un profesor de cualquier departamento en el desarrollo del componente de escritura de un curso disciplinar. El Centro de Español ofrece capacitación y acompañamiento constante a sus asistentes graduados para que logren con éxito estas labores. Las inscripciones estarán abiertas desde el lunes 3 hasta el lunes 24 de octubre de 2016 a las 5:00 p.m.
Erasmus+ es un programa de la Unión Europea, que apoya proyectos, asociaciones, eventos y la movilidad en las áreas de la educación, juventud y deporte. El programa, que se ejecuta desde 2014 hasta 2020, ofrece oportunidades de financiación para la cooperación en todos estos ámbitos y para nuestro caso financiará estancias de investigación equivalentes a la pasantía por un periodo máximo de seis meses. Esta convocatoria está abierta para estudiantes de Doctorado de todas las áreas de estudio, sin embargo se dará prelación para estudiantes de Derecho y para aquellos que estén adelantando trabajos de Género. Para mayor información escribir al correo:intercambiospregrado@uniandes.edu.co. El fin de la convocatoria es el día 27 de octubre.
The Seoul National University Human Rights Center is pleased to announce its 4th International Winter Course ‘Human Rights and Asia 2017’ to be held on 9–20 January 2017 at Seoul National University (Seoul, Republic of Korea). It is designed to allow participants to think about the universality of human rights in particular contexts of Asia and to gain a deepened understanding about human rights issues in this region.
Application Deadline:
Self-funded applicants: Friday, 28 October 2016, 18:00 (Korea Standard Time: GMT +09:00)
For more information, feel free to contact:hr-courses@snu.ac.kr
El Departamento de Lenguas y Cultura abre convocatoria para la escogencia de los Asistentes Graduados de Docencia a cargo del curso de Español (LENG-1501) 2017-1. 10. Fecha y hora límite para la inscripción: martes, 15 de noviembre de 2016 a las 5:00 pm. Para mayor información puede escribir al correo:jr.romero288@uniandes.edu.co
Revista Historia Crítica abre convocatoria para su número sobre la historia del consumo. Esta convocatoria entiende el consumo de una manera amplia, esto es, como los procesos de intercambio, circulación, apropiación y transformación de objetos en un entorno tanto local como global. La revista recibirá artículos entre el 10 de noviembre y el 10 de diciembre 2016. Enlace:https://histcrit.uniandes.edu.co/index.php/es/convocatoria
El Colegio de Graduados de Historia y Sociología de la Universidad de Bielefeld en Alemania (BGHS) tiene abiertas dos convocatorias para el semestre de verano de 2017: Visiting Fellowship y Start-up Scholarships. Todos los detalles sobre los requisitos, la dotación, etc., se encuentran en los siguientes enlaces: http://bit.ly/1VarCwd yhttp://bit.ly/1OuxCkh. En caso de preguntas las personas interesadas deben escribir directamente al correo:application-bghs@uni-bielefeld.de. Fecha de cierre: 15 de enero de 2017.
Colombia Internacional invita a la comunidad académica a participar en su próxima convocatoria. El objetivo de este número especial, coordinado por el profesor John-Andrew McNeish (Norwegian University of Life Sciences), es contribuir al debate sobre Extracción de recursos y conflictos en América Latina. Los artículos se recibirán del 13 de marzo al 14 de abril de 2017. Para obtener información al respecto puede escribir al correocolombiainternacional@uniandes.edu.co
Colombia Internacional anuncia que recibirá artículos de Tema Libre desde el 1 de agosto hasta el 15 de septiembre de 2017. Invitamos a los interesados en participar en esta convocatoria a enviarnos artículos inéditos en español, inglés o portugués, que presenten resultados de investigación e innovaciones teóricas sobre debates propios de la Ciencia Política y las Relaciones Internacionales. Para obtener información al respecto puede escribir al correo colombiainternacional@uniandes.edu.co
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